Una rutina saludable cuenta con la práctica de ejercicios físicos, ya que estas actividades traen bienestar y relajación para el cuerpo. Pero ¿cómo mantener la piel bien cuidada después del gimnasio? El secreto es poner atención a la piel antes y después del entrenamiento, porque el cutis es afectado durante ese período a causa de la transpiración, pudiendo perjudicar el tejido y causar irritaciones y hasta empeorar el acné. Conocé algunas prácticas simples para incluir en tu rutina de cuidados diarios antes y después de ejercitarte:
1. Mantené la piel limpia
Antes de empezar a entrenar, es importante que la piel esté libre de
cualquier cosmético, porque si los poros están obstruidos, la transpiración
tendrá dificultad para salir naturalmente, promoviendo irritaciones e
inflamaciones como granitos y puntos negros. Si el entrenamiento es por la
mañana, basta la cara con jabón; pero, a la noche, puede ser necesaria una
limpieza profunda, incluyendo la utilización de un tónico.
2. Elegí ropa que facilite la transpiración de la piel
Evitá usar calzas y remeras muy ajustadas o telas que retengan el sudor,
porque dificultan que la piel respire de manera adecuada. Después de la
actividad física, lo ideal es sacarte la ropa transpirada lo antes posible
ya que si te quedás con la ropa por mucho tiempo, eso impide la respiración
de la piel, cerrando los poros.
3. Tomá agua
La transpiración es una reacción muy importante de nuestro cuerpo durante
la práctica de ejercicios, pero también es una manera de perder líquido.
Esta deshidratación del organismo puede causar lo mismo en la piel,
dejándola desprotegida y, como consecuencia, reseca. No solo tu piel, tu
cuerpo pide más atención a la hidratación.
4. Ducha rápida
Si transpirás mucho mientras hacés ejercicio, lo ideal es darte una ducha
rápida con agua tibia después, sobre todo si tenés un compromiso y no tenés
tiempo de cuidar tu piel. Así, garantizás la limpieza y la hidratación de
tu cuerpo ¡sin perder tiempo!
5. La hidratación es esencial
Después del baño post-ejercicio, no olvides hidratar la cara y el cuerpo.
Aplicá crema hidratante con el cuerpo aún húmedo, en movimientos circulares
del cuello a los pies.
Para la cara, después de la limpieza, tonificá la piel y aplicá tu hidratante. La transpiración ayuda a eliminar impurezas, pero también se lleva una parte de la hidratación natural de la piel, por eso es esencial reponerla.