Hoy, gracias a investigaciones de punta en el campo del conocimiento biológico, sabemos que cada individuo posee su propia microbiota, un ecosistema de millones de microorganismos que habitan el cuerpo humano y ayudan a su funcionamiento, como una firma personal e intransferible. Así, las bacterias dejan de ser las enemigas número 1 y pasan a ser vistas como aliadas, que deben ser tratadas de manera correcta.

La piel del rostro, así como la de otras áreas del cuerpo, presentan diferentes señales del paso del tiempo en cada etapa de la vida. Saber identificar las transformaciones y llevar una rutina de cuidados adecuados para cada una de estas etapas es fundamental para combatir las señales del envejecimiento.

A partir de los 20 años
Antes de que surjan las primeras señales, como arrugas y flacidez, la piel necesita de prevención. Por eso, los cuidados deben comenzar desde la juventud: limpieza con productos adecuados, hidratación, protección solar y antioxidantes.